El Catastro 2015 actualizó y registró infraestructuras culturales en las que se desarrollan distintas
manifestaciones correspondientes a los dominios culturales establecidos en el Marco de Estadísticas
Culturales Chile 2012 y a las diversas fases del ciclo cultural. Un caso particular se refiere a los
archivos nacionales y regionales y a las bibliotecas públicas pertenecientes o asociadas a la Dibam,
las que fueron caracterizadas a partir de la información proporcionada por dicha institución, logrando
una promisoria alianza entre las dos máximas entidades públicas culturales en el país, próximas a
conformar, junto al Consejo de Monumentos Nacionales, el Ministerio de las Culturas, y las Artes y el
Patrimonio.3
También Gendarmería Nacional de Chile colaboró con información relacionada con las
bibliotecas y espacios de fomento a la lectura al interior de recintos penitenciarios en varias regiones.
El levantamiento del catastro, a nivel comunal y regional, siguió criterios de estandarización, buscando
avanzar en posteriores actualizaciones, comparaciones y mejoras. Este análisis, creemos, permite no
solo identificar la distribución territorial de las infraestructuras catastradas así como las brechas de
esta distribución —las que podrían estar incidiendo en barreras al acceso—, sino también clasificar las
infraestructuras públicas y privadas con acceso/fines públicos. Estos criterios de estandarización fueron
propuestos como un aporte para la implementación de un trabajo integral que, de manera sinóptica,
abarcara una planificación inclusiva y con proyección a mediano y largo plazo, en donde el catastro
y el análisis sobre los niveles de participación y consumo cultural y los contextos sociodemográficos
locales fueran considerados herramientas útiles para la toma de decisiones y la implementación y
fortalecimiento de la gestión cultural con un enfoque de derecho e inclusión social.